dijous, 2 d’octubre del 2014

Rumbo a una vida mejor



Por Ángela Sánchez Vicente

 

Hablando desde la más sincera individualidad hoy estoy orgullosa pues podré dedicar esta reseña a un autor que admiro profundamente por sus palabras y por el arte que tiene al transmitir.

Si hablamos de psicología detesto la palabra auto ayuda, me gusta más pensar en una auto aceptación, superación y sobretodo conocimiento. El gurú en este viaje hacia uno mismo en busca de la felicidad es el gran Jorge Bucay.

Este prestigioso psicoterapeuta y psicodramatista vuelve pisando fuerte con Rumbo a una vida mejor. Cuando piensas que ya no te puede contar nada nuevo te sorprende con una nueva idea, un nuevo cuento y una nueva reflexión. Sin duda alguna, si alguien sabe cómo son los humanos y cómo funcionan sus mentes y emociones es él.

Este volumen es ágil, bonito, bien ilustrado y con unos capítulos que nos llevan a un rumbo más certero en nuestra vida.

Empezamos por conocernos a nosotros mismos y reconocer si estamos dotados de ciertos sentimientos o si por el contrario estamos carentes. Primera sorpresa, me conozco mejor pues me ha hecho pensar en qué grado de esos sentimientos estoy.

Venga, nos ponemos en marcha con nuestra maleta emocional hacia un rumbo mejor y nos sigue haciendo pensar: ¿Potenciamos nuestros recursos? ¿Nos queremos a nosotros mismos? ¿Nos superamos? ¿Qué quiere decir “ser yo”?

Una nueva lección, pienso que me quiero mucho pero hay cosas que quiero cambiar de mi… ¡Tranquilos! Cogemos los remos y empezamos la marcha viviendo con un propósito.

Lo primero que tenemos que hacer es buscar un sentido o un objetivo alcanzable para ser cada vez mejores y estar más a gusto en nuestra piel. Siendo optimistas y buscando la felicidad en cualquier cosa a diario podremos avanzar certeramente y con satisfacción en la vida.

Pero eso sí, uno solo remando acabará dando vueltas en círculo así que tenemos que asumir que es solo entre humanos que nos humanizamos y podemos crecer de verdad. 

Crecer con vínculos es buscar esos vínculos que te sanan, formar una familia saludable en todos los niveles (comunicación, empatía, roles…), creer en el amor y aprender a compartir la felicidad. ¿No os pasa que cuando algo bueno toca vuestra puerta lo primero que queréis hacer es comunicarlo a algún ser querido? ¡Es muy saludable!

Una vez encaminamos el barco hacia un puerto seguro y certero tendremos que aceptar una vida sin prejuicios (que no sin criterio), aprender a ser flexibles como juncos que se mueven con el aire pero no se quiebran para poder finalmente graduarse en la escuela de la vida.

Si algo me gusta de este volumen que nos trae RBA es lo que yo llamo “esencia Bucay”, para mí no es una auto ayuda que te destruye explicándote todo lo malo que te pasa para luego sanarte sino que parte de la base de que hay ausencia de marcas psicológicas graves, todos tenemos nuestros temas a resolver pero partimos de una normalidad mejorable pero positiva.

Me ha encantado y lo recomiendo a todos los que se sientan un poco perdidos y lo que necesitan es aliento, alas, serenidad y un camino nuevo. 

Eso sí, como dice el proverbio “No pidas que Dios guie tu camino si no estás dispuesto a mover tus pies”, sólo modificándonos podemos crecer. Aplicaros los poemas, cuentos, ejercicios e impregnaos de su sabiduría.

¡Animaros al cambio positivo!