diumenge, 19 d’octubre del 2014

El último Catón



Por María Valle Viña


Bajo el suelo de la Ciudad del Vaticano, encerrada entre códices en su despacho del Archivo Secreto, la hermana Ottavia Salina, paleógrafa de prestigio internacional, recibe el encargo de descifrar los extraños tatuajes aparecidos en el cadáver de un etíope: siete letras griegas y siete cruces. 

Junto al cuerpo se encontraron tres trozos de madera aparentemente sin valor. Todas las sospechas van encaminadas a que esos pedazos pertenecen, en realidad, a la Vera Cruz, la verdadera cruz de Cristo. 

Acompañada por el profesor Boswell, un arqueólogo de Alejandría, y por el capitán de la Guardia Suiza vaticana, Kaspar Glauser- Roist, la protagonista deberá descubrir quién está detrás de la misteriosa desaparición de las iglesias de todo el mundo y vivirá una aventura llena de enigmas: siete pruebas basadas en los siete pecados capitales en las que Dante Alighieri y el purgatorio de la Divina comedia parecen tener las claves. 

Unas pruebas que les llevarán a siete ciudades: Roma, Antioquía, Rávena, Atenas, Jerusalén, Constantinopla y Alejandría. Un arriesgado y emocionante itinerario en el que tratarán de averiguar quién es el último Catón. 

Éste es el argumento de El último Catón, thriller histórico que tras vender cientos de ejemplares sigue cautivando y emocionando a los lectores. Tiene un tono parecido y mejorado al de novelas como El código Da Vinci, con un gran argumento desde el principio, con un hilo conductor histórico muy interesante y aventuras y emoción que no acaban hasta finalizar la novela. 

En el caso de El último Catón es la española Matilde Asensi su autora, nacida en Alicante, en 1999 publicó su primera novela, 'El salón de ámbar', que ha sido traducida a varios idiomas. Con su siguiente novela, 'Iacobus' (2000), se situó en los primeros puestos de las listas de libros más vendidos, y 'El último catón' (2001) confirmó a Matilde Asensi como la autora de su generación de mayor éxito de crítica y público. 

Estudió periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona y trabajó durante tres años en los informativos de Radio Alicante-SER. Después pasó a RNE como responsable de los informativos locales y provinciales, ejerciendo simultáneamente como corresponsal de la agencia EFE, y colaborando en los diarios provinciales La Verdad e Información.