dimarts, 6 de desembre del 2016

Bajo mi piel



Hoy nos despedimos de la trilogía “El affaire Stark” hemos conocido los más oscuros secretos de Sylvia en “Di mi nombre” y los de Jackson en “En mis brazos” pero lo que prometía ser una historia más de pasión da un giro inesperado en Bajo mi piel al mezclarlos con la trama de un asesinato.

Un demonio ha ido al infierno y todo apunta a la mano de Jackson, J.Kenner añade a esta problemática la opa hostil que está dificultando el proyecto del resort.

Varias líneas argumentales se van entremezclando hasta dar con el verdadero asesino, una sombra que puede terminar con ellos. Aunque el contrapunto a esta sombra lo da Roonie, la pequeña y vivaz hija de Jackson quien solo con su presencia aporta esperanza a la trama.

Todo ello enmarcado en la complicada relación pasional y sexual de sus protagonistas como vía de escape y de control sobre sus propias vidas.

Una trilogía que se cierra para nosotros de la mano de Grijalbo pero que se abre al futuro de nuestros protagonistas, y que reconozco que me gustaría saber un poco más sobre la vida de Cass, la amiga de Sylvia y de Ethan, su hermano. En este caso la construcción de los personajes secundarios da un poco más de juego mostrando las difíciles relaciones familiares y el pánico que puede producir hacerse cargo de un hijo.

Un final esperado, aunque la autora intenta despistar al lector con tramas legales y conspiraciones, la idea lineal de él con ella y del infierno de él sin ella, y a la inversa, hace patente que todo no está escrito y que una vuelta más de tuerca es posible.

Esta última entrega profundiza más en la personalidad de los personajes y en sus miedos, pero no en los pasados, sino los presentes y aquellos que les deparará el futuro.

Con su prosa fluida y sus descripciones casi fotográficas, somos capaces de vislumbrar el proyecto del Resort, del olor a wiski compartido en vasos de cristal por dos hermanos antes enfrentados, del sol de la playa bañando el amanecer y de las promesas susurradas entre las sabanas más delicadas.

Una experiencia sensorial para corazones apasionados, mentes abiertas y futuros inciertos.

Si queréis despediros de ellos, aquí tenéis sus últimas primeras páginas que a mí me han conquistado con su primera frase:

“Hay paz en los momentos que separan el sueño de la vigilia”