dijous, 2 de febrer del 2017

Las maravillas del mundo antiguo



Valerio Massimo Manfredi es un nombre propio en el campo de la arqueología y de la historia del mundo antiguo, una celebridad entre expertos y aprendices, entre enamorados de la historia y aventureros al más puro Indiana Jones, un hombre capaz de sentar catedra y mostrarnos a través de su pasión y su humildad los secretos escondidos entre las arenas del desierto, ideas que quedaron plasmadas en papiro y maravillas que solo unos pocos pudieron soñar.

Entre sus obras podemos encontrar la trilogía Aléxandros, “La última legión”, “El tirano”, “El imperio de los dragones”, “El ejército perdido”, “Los idus de marzo”,” Odiseo. El juramento”, “Odiseo. El retorno” y próximamente “Teutoburgo”.

La obra que hoy nos interesa es Las maravillas del mundo antiguo donde el autor nos presentará los jardines que un rey hizo construir para su amada, también conocidos como los jardines colgantes de Babilonia. Una tumba desmesurada para un solo hombre, la gran pirámide de Guiza. Un dios con carne de marfil y ropajes de oro, sentado en su trono, o el Zeus de Fidias. Una estatua de bronce de treinta y dos metros de altura, el desafío de un discípulo a su inalcanzable maestro mostrándonos el coloso de Rodas. El espectacular sepulcro rodeado de columnas de un reyezuelo presuntuoso conocido como el mausoleo de Halicarnaso. El templo más grande jamás construido, erigido para la diosa helena de la caza, los animales salvajes, el terreno virgen, los nacimientos, la virginidad y las doncellas, el templo de Artemisa. Una torre en una islita cuya luz guiaba a los navegantes desorientados en la noche más conocido como el faro de Alejandría.

A estas siete maravillas de mundo, de las cuales solo se mantiene en pie la gran pirámide de Guiza, el autor añade una octava menos conocida e igualmente excepcional: la tumba-santuario de Antíoco I en la cima de una montaña de Turquía.

Muchos podrías pensar que esta apuesta de Grijalbo es solo para los amantes de lo clásico, de lo perdido y de un sueño del mundo antiguo, que quizás en lugar de ser siete las maravillas del mundo podrían ser tres o doce, pero la realidad es que su lectura es muy amena, invita a descubrir mucho más sobre lo que unas civilizaciones antiguas lograron con su esfuerzo incluso adelantándose a su propio tiempo.

Ahora el mundo es demasiado competitivo, creamos nuestros propios rascacielos intentando superar al anterior, olvidándonos que ese sueño ya existió en la Torre de Babel que tocaba el cielo y las nubes.

No dejéis escapar la oportunidad de aprender un poco, de viajar en el tiempo, de abrir la mente a nuevos horizontes, de ser un poco Indiana Jones y buscar entre sus referencias y citas algo nuevo que pueda encender esa chispa de imaginación sin olvidarnos de recrearnos en sus ilustraciones de lo que quizás pudo ser y no fue.

Por una vez olvidemos la ciencia ficción y el mundo del futuro y andemos sobre los primeros pasos de la civilización que dejaron un legado tangible para los sentidos.

Aquí os dejo su prólogosobre las siete maravillas, una introducción de lujo para una obra bien medida y llena de secretos.





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